¿Qué es y como se transmite?
El calicivirus felino (FCV) es un virus que causa infección a nivel del tracto respiratorio, el aparato digestivo y la conjuntiva ocular.
Se elimina a través de fluidos como secreciones nasales, saliva y lágrimas. El tiempo durante el cual el gato elimine partículas víricas y la cantidad de partículas eliminadas depende de factores como la presencia de infecciones concomitantes, el estado inmunitario particular del gato afectado y la virulencia de la cepa.
Los FCV son sumamente variables y mutan continuamente por lo que existen numerosas variantes que presentan un amplio espectro de virulencia. Recientemente se han descrito cepas muy virulentas que pueden causar cuadros sistémicos muy graves (VS-FCV)
Los gatos infectados por FCV pueden desarrollar una infección crónica y convertirse en portadores del virus que eliminan partículas víricas de forma continua, muchas veces sin presentar signos clínicos evidentes. Estos portadores son especialmente importantes debido a la dificultad para reconocerlos y la facilidad con la que pueden infectar a otros individuos.
Los reproductores que son portadores suponen un riesgo para los cachorros ya que el estrés de la crianza provoca una mayor eliminación del virus y es fácil que los gatitos se infecten antes de tener la edad apta para ser vacunados.
La infección puede ocurrir de 3 maneras distintas:
- Transmisión a partir de un gato infectado que muestra sintomatología: se transmite por contacto de un gato sano con fluidos del felino enfermo.
- Transmisión a través de objetos o espacios utilizados o frecuentados por un gato infectado: el FCV tiene una alta resistencia en el ambiente pudiendo permanecer viable hasta una semana en bebederos, camas, mantas y otros accesorios, sin embargo, se destruye en contacto con desinfectantes como la lejía.
- Transmisión a través del contacto con un portador crónico.
El calicivirus felino no puede contagiarse de gatos a personas y tampoco de gatos a perros u otras especies domésticas.
¿Qué síntomas presentan estos pacientes?
El FCV tiene una gran capacidad de mutación, por lo que los signos clínicos pueden ser muy variados dependiendo de la virulencia de la cepa y de la inmunidad particular de cada individuo
Entre los signos más característicos de la infección se encuentran los siguientes:
- Conjuntivitis, en ocasiones erosiva.
- Afección de vías respiratorias altas. Esto ocurre sobre todo en animales muy jóvenes con un sistema inmunitario débil, pudiendo incluso provocar neumonía.
- Úlceras y vesículas orolinguales y gingivoestomatitis crónica. Se manifiesta con aumento en la producción de saliva (sialorrea), mal aliento (halitosis), dificultad para deglutir (disfagia)…
- Secreciones nasales, oculares y bucales.
- Anorexia (por dolor)
- Fiebre
- En casos de diseminación sistémica, artritis y/o cojera por depósito de inmunocomplejos.
Las cepas más virulentas pueden cursar con alopecia, úlceras cutáneas, edema subcutáneo e incluso alta mortalidad.
¿Qué individuos están más predispuestos?
Principalmente aquellos con un sistema inmune inmaduro o debilitado, es decir, animales de corta edad que aun presentan un sistema inmune en desarrollo, animales geriátricos e individuos inmunodeprimidos, por ejemplo aquellos que padecen enfermedades concomitantes como leucemia felina, inmunodeficiencia, leishmaniosis…
Por otra parte, la enfermedad es más frecuente en colonias o en gatos que viven en protectoras ya que hay mayor posibilidad de contagio, sin embargo, todos aquellos gatos caseros que tengan acceso al exterior pueden contagiarse.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico final de calicivirus felino debe ser siempre una combinación del historial clínico del paciente, la sintomatología (úlceras de la cavidad oral, fiebre, conjuntivitis, decaimiento) y los resultados obtenidos en pruebas laboratoriales que describimos a continuación
- Aislamiento del virus: es el método más fiable; se realiza a partir de muestra de secreciones nasales, conjuntivales y de garganta (preferiblemente)
- Serología: consiste en la detección de anticuerpos en sangre circulante. Es el método menos fiable y puede haber interacción con anticuerpos vacunales.
- PCR: método muy fiable que detecta el material genético del virus en secreciones orales o conjuntivales, en sangre circulante, en raspados cutáneos o en tejido pulmonar.
Es importante recordar que existen muchas enfermedades infecciones concomitantes (herpesvirus, Bordetella spp, inmunodeficiencia…) y por ello los resultados deben interpretarse con precaución.
Tratamiento
Desafortunadamente no existen tratamientos antivirales con eficacia probada, por lo que la única opción consiste en dar tratamiento de soporte en función de las manifestaciones clínicas concretas que presente cada paciente
- Analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos: las úlceras orales y la artritis son procesos que cursan con mucho dolor, por lo que se recomienda la administración de fármacos como meloxicam o buprex si fuese necesario. El uso de corticoides en casos de artritis es controvertido. Los antiinflamatorios no esteroideos actúan además como antipiréticos.
- Mucolíticos (acetilcisteina o bromhexina) y nebulizadores en casos de secreción nasal
- Manejo nutricional: dietas palatables y altamente energéticas. En ocasiones es necesaria la colocación de un tubo de esofagostomía o alimentación por tubo nasogástrico. En algunos casos existe un componente alérgico que exacerba la inflamación local y se recomienda alimentación hipoalergénica.
- Estimulantes del apetito como la mirtazapina se aconsejan en animales con anorexia
- Antibioterapia: indicado en casos de neumonía, conjuntivitis purulenta y gingivoestomatitis para combatir las infecciones bacterianas secundarias. La elección del antibiótico será individual y se hará en función del sistema afectado y del paciente.
- Fluidoterapia en caso de deshidratación. El calicivirus puede llegar a producir un deterioro importante de la salud y disminuir no solo la ingesta de alimento sino también de agua.
- Antivirales como el interferón omega: existen pocas publicaciones que apoyen su uso, pero se cree que puede reducir la gravedad de los síntomas y evitar cronicidad. Se están estudiando otros antivirales como la ribavirina.
Prevención
- Vacunación: método principal de prevención frente al calicivirus.
- Todos los gatos sanos se deben vacunar contra los FCV
- Se recomiendan dos inyecciones, a las 9 y a las 12 semanas de edad, y una primera vacunación de refuerzo al cabo de 1 año. En condiciones de alto riesgo es recomendable una tercera vacunación de los gatitos a las 16 semanas
- Las vacunas de refuerzo se dan cada 3 años. Sin embargo, los gatos en condiciones de alto riesgo deben revacunarse cada año
- Los gatos adultos cuyo estado vacunal se desconozca también deben recibir 2 dosis con un intervalo de 2 a 4 semanas, con vacunas que contengan la misma cepa vacunal
- Los gatos que se hayan recuperado de una calicivirosis probablemente no estén protegidos de por vida, sobre todo si está causada por cepas distintas. La revacunación de estos gatos está recomendada
- Aislamiento: los individuos que son introducidos por primera vez en colectividades o casas en las que habitan otros gatos no infectados deberán permanecer aislados durante al menos 3-4 semanas para ser evaluados, y vacunados en caso de no presentar sintomatología.
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